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¿Quién eres en el amor?

EL amor, manos, señas

La personalidad, el amor, el modo de actuar y relacionarse, el modo de gestionar y expresar las emociones e incluso la futura elección de pareja, están íntimamente relacionados con el tipo de apego que se ha desarrollado en la infancia entre los padres y el infante.

Un estudio realizado en los años 80, por los psicólogos Cindy Hazan y Philip Shaver, de la Universidad de Denver, ayudó a ampliar la teoría del apego formulada por John Bowlby.

La teoría del apego consiste en que los cuidadores principales que están disponibles y respondan a las necesidades del bebé de manera adecuada, permiten al niño desarrollar una sensación de seguridad. El bebé sabe que puede confiar en su cuidador, lo que crea una base segura para que el niño explore el mundo.

Pero en el caso particular del estudio de Hazan y Shaver, la teoría del apego se enfoca en las relaciones adultas; es decir ¿cómo amas?

Para llevar a cabo el estudio, aplicaron un cuestionario, el cual pedía a los participantes identificar cuáles de las tres afirmaciones reflejaba más cercanamente quiénes eran en el amor.

Para mejorar enormemente nuestras posibilidades de prosperar en las relaciones, deberíamos atrevernos a tomar la misma prueba.

Opción A: Me resulta relativamente fácil acercarme a los demás y me siento cómodo dependiendo de ellos y que ellos dependan de mí. No me preocupa que me abandonen o que alguien se acerque demasiado a mí.

Opción B: Encuentro que otros son reacios a acercarse tanto como me gustaría. A menudo me preocupa que mi pareja no me ame realmente o que no quiera quedarse conmigo. Quiero acercarme mucho a mi pareja, y esto a veces asusta a la gente.

Opción C: Me siento un poco incómodo al estar cerca de los demás; me resulta difícil confiar plenamente en ellos; es difícil permitirme depender de ellos. Me pongo nervioso cuando alguien se acerca demasiado, y a menudo, otros quieren que sea más íntimo de lo que me siento cómodo.

Responde sinceramente: ¿Cuá de estas opciones aplica para ti? ¿A, B, o C?

En el fondo, las opciones se refieren a los tres estilos principales de relacionarse con otros.

La opción A señala lo que se conoce como patrón seguro de apego. En este tipo, la persona adulta presenta una visión positiva de sí misma y de sus relaciones interpersonales. Son personas seguras en sus relaciones, sin problemas en la intimidad.  El amor y la confianza vienen fácilmente.

La opción B se refiere al apego preocupado-ansioso. En este caso las personas buscan constantemente la aprobación del resto, así como la respuesta continua de su pareja. Este tipo de individuos suelen tener problemas de dependencia, además de resultar desconfiados y con una visión poco positiva de sí mismos y de sus relaciones. Suelen ser personas impulsivas, que a menudo precipitan la crisis en las relaciones a través de un comportamiento agresivo contraproducente.

La opción C es el apego evitativo-independiente donde las personas suelen ser algo aisladas del resto, puesto que no se sienten cómodos en la intimidad con el resto de la gente, lo que desemboca en un individuo muy independiente. Suelen verse como personas autosuficientes que no necesitan relaciones cercanas ni expresar sus sentimientos.

Si hay algo que debemos hacer para mejorar nuestras relaciones, es saber con anticipación a cuál de las tres categorías pertenecemos predominantemente “A, B, o C”, y despegar el conocimiento en el amor, para advertirnos a nosotros mismos y a otros de las trampas en las que podríamos caer.

Después necesitamos un poco de entrenamiento, porque al menos la mitad de nosotros, no estamos seguros en el amor; pertenecemos a los campos ya sea de los evasores o de los ansiosos, y tenemos –para complicar las cosas—una propensión por encima del promedio a enamorarnos de alguien del otro lado dañado, agravando así nuestras inseguridades y defensas en el proceso.

Mira, te daremos una breve lista de lo que los evasores y los ansiosos deberían tener en cuenta en sus relaciones:

  1. Si eres un evasivo con alguien de apego ansioso, bueno… reconoce hasta qué punto te sientes emocional cuando las cosas son intensas, principalmente cuando hay una oferta de cercanía. Reconoce cómo tenderás a preferir el sexo y la cercanía con extraños y lo nerviosos que estarás con los abrazos y los besos. Probablemente no querrás mantener la luz encendida. Fíjate cómo saboteas la intimidad a largo plazo. Recuerda cómo en tu pasado la cercanía ha sido atemorizante porque la gente te decepcionó y observa cómo adoptaste una estrategia de remoción para protegerte. Estás herido; no eres malo. Recuérdate que el presente es diferente del pasado y que estás arruinando el presente al traerle dinámicas cargadas de miedo que en realidad no pertenecen allí. Puede parecer que tu pareja está siendo agresiva y de mal genio contigo sin ninguna razón; pero en el fondo, están molestos y no pueden expresar sus necesidades de ninguna otra manera. Te quieren, y por eso se están comportando así. Mira bajos sus regaños y sus acusaciones y cree en su buena voluntad. Cuando te ataquen, ve su anhelo de amor. Haz esa cosa tan aterradora: ofrece consuelo.

 

  1. Si eres una persona ansiosa con una pareja evasiva. Aquí hay otras cosas a tener en cuenta: las cosas no son necesariamente tan malas como parecen. El silencio de la otra persona, podría ser solo silencio, no falta de amor. Su distancia no es necesariamente mezquindad; puede ser su forma de mantener el equilibrio. Por otro lado, tú no estás demente o “necesitado” por querer más, pero tu forma de tratar con lo que legítimamente necesitas podría agravar enormemente las cosas. Podrías estar provocando a tu pareja al pedirle intimidad demasiado directamente y también –lo más seguro—con demasiada ira. Ten en cuenta de que necesitas andar con cuidado y ser un poco distante al pedir cercanía. Tu pareja no es mala o anormal; simplemente lastimada… como tú.

Saber si podemos ser clasificados como seguros, evasivos o ansiosos en el amor, debería ser un hecho básico que comprendamos de nosotros.

El siguiente paso es aceptar, de buena manera, que, si somos evasivos o ansiosos, vamos a necesitar una considerable educación emocional para salir de los patrones difíciles, y tener la oportunidad de construir una relación lo suficientemente buena.  Y tú, ¿cómo eres en el amor?