El efecto Dunning-Kruger: ¿Por qué la gente tonta cree que es inteligente?
El día de hoy vamos a tratar de responder a esta pregunta; para hacerlo, nos apoyaremos de investigaciones psicológicas, pero antes de eso, veamos el siguiente caso:
Un día en 1995, un hombre robó dos bancos en Pittsburgh a plena luz del día. No llevaba máscara ni ningún tipo de disfraz. El ladrón les sonrió a las cámaras de vigilancia al salir de cada banco. Por supuesto, esa misma noche la policía lo encontró y fue arrestado. Interesantemente, cuando el ladrón fue esposado, se quedó perplejo y murmuró: “pero me puse el jugo”. Aparentemente, el ladrón pensó que untarse jugo de limón en el rostro lo haría invisible a las cámaras de seguridad del banco. Y no pensó solo eso, estaba totalmente seguro de ello. Su razonamiento era que, ya que las propiedades químicas del jugo de limón se usan en tinta invisible, debería hacerlo invisible ante las cámaras de seguridad del banco, esta obviamente es una forma de pensar completamente tonta, pero lo interesante es que, incluso después de que la policía le mostró la filmación de su robo, estaba realmente sorprendido de que no hubiera funcionado y pensó que la grabación era falsa. La policía concluyó que este hombre no estaba loco ni drogado, sino que simplemente estaba muy mal informado.
Este cómico robo, llevó a dos psicólogos sociales, Dunning y Kruger, a estudiar este fenómeno más profundamente. Específicamente lo que más les interesó, fue la confianza que tuvo este ladrón, que le hizo creer que podría obstruir las cámaras de seguridad solo con jugo de limón una idea de gente tonta.
Para investigar lo anterior, en el laboratorio realizaron un examen a un grupo de estudiantes, el cual estaba dividido en varias categorías: escritura gramatical, razonamiento lógico y sentido del humor.
Después de conocer las puntuaciones de los exámenes, le preguntaron a cada estudiante qué nota creían haber obtenido, así como su rango en comparación a otros estudiantes. Aquí es cuando Dunning y Kruger encontraron algo fascinante: los estudiantes que obtuvieron el puntaje más bajo en estas tareas cognitivas, sobrestimaron siempre cuán bien les fue. No por poco, sino por mucho. Pensaron que habían puntuado por encima del promedio, mientras que su puntaje era de los más bajos. No solo eran esos estudiantes incompetentes o menos capacitados en esas áreas, sino que ni siquiera sabían lo errados que estaban.
Asimismo, los estudiantes que obtuvieron el puntaje más alto, tuvieron percepciones más precisas de sus habilidades, pero cometían un error diferente: paradójicamente, los estudiantes con la puntuación más alta subestimaban su desempeño. Sabían que eran mejores que el promedio en la prueba, pero como fue fácil para ellos, asumieron que era fácil para todos. No sabían que su habilidad estaba en el percentil más alto. Hoy este fenómeno es conocido como el efecto Dunning-Kruger. Especialmente, las personas de baja capacidad no poseen habilidades necesarias para reconocer su propia incompetencia o falta de conocimiento de gente tonta.
Su falta de percepción de su situación los lleva a sobrestimar sus propias capacidades. En pocas palabras: cuando uno se vuelve más capacitado sobre cierto tema, esa confianza cae, y recién cuando la habilidad empieza a remontar por sobre la media, es cuando la confianza sobre cierto tema comienza a retomar nuevamente.
Contrario de la creencia popular, esto no está limitado solamente a las tareas cognitivas. Mientras menos sabe una persona sobre cualquier actividad, es más probable que sobrestime su capacidad o conocimiento.
El efecto Dunning-Kruger demuestra que la mayoría de las personas se creen mejor, de lo que realmente son; por ejemplo, el 88% de las personas creen ser mejores conductores que la mayoría. Otro ejemplo más interesante es que el 94% de los profesores, asumen que son mejores que sus colegas. ¿Pero por qué tenemos esta creencia de ser mejores? Te ayudaremos a visualizar cómo sucede esto.
Un hombre realiza una preparación física para correr una maratón de 20 kilómetros de distancia durante un mes. Al participar en el evento, obtiene un resultado favorable para su desempeño. A partir de este hecho puntual, podría adoptar la creencia referida a que las preparaciones físicas de un mes son eficaces para todas las personas que desean participar en maratones, por lo que decide entrenar a otras personas, pese a que no tienen una preparación profesional; es decir, no toma en cuenta que existen ciertos factores que poseen una incidencia marcada con respecto a cada persona. En este sentido, debe tomarse en consideraciones aspectos tales como la edad, el sexo, enfermedades preexistentes, antecedentes médicos a nivel familiar y propios, entre otros. Por lo que su plan fracasa enormemente.
Ahora bien, ¿cómo evitamos caer en el efecto Dunning- Kruger? La respuesta es fácil: debes esforzarte por educarte a ti mismo tanto como sea posible. Nadie espera que sepas todo. Pensar que siempre tienes razón es un claro signo de necesidad. Parece que cando más conocimiento tiene la gente, más se da cuenta, que en realidad sabe muy poco. Es una hermosa paradoja en la cual cuando más estudiamos algo, menos sabemos al respecto. Por otro lado, las personas que incursionan superficialmente en todo lo que persiguen, nunca sabrán cuánto aún tienen que aprender. Es útil tener a alguien que sepa más que ustedes para mostrarles lo que aún tienen que aprender.