No permitas que otras personas dominen tu vida, tus emociones, tu esencia… ya que, si permites que alguien más decida lo que puede suceder dentro de ti, ¿acaso no es esta la máxima esclavitud?
Cuando te dan un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién sigue perteneciendo el regalo? Al que lo obsequia. Lo mismo pasa con las personas que nos hacen sentir mal, si tú no aceptas sus ofensas, todo ese daño seguirá perteneciendo a esa persona. Así que no aceptes lo que no quieres.
Para lograr este punto, es necesario volvernos voluntarios, ser visionarios. A diferencia del deseo, que es una forma incremental de mejorar tu vida, por ejemplo: desear tener una casa, más dinero, etc.; la visión, es algo más grande que un deseo, no solo es mejorar individualmente, se trata de un proceso de inclusión total. De mejorar de manera inclusiva.
La voluntad es realizar una actividad sin nada a cambio, no se espera una recompensa. Al hacer algo por voluntad propia te llenas de energía, de paz. La diferencia entre el cielo y el infierno es que si estás haciendo algo voluntariamente ese es tu cielo, pero si estás haciendo algo de manera involuntaria ese es tu infierno.
Hoy en día, dejamos que los demás afecten nuestras vidas, porque no somos voluntarios, no somos visionarios. Se trata de lo que eres y es tu elección permitir si te afectan los demás, no tienes porque darle esa libertad a nadie. Si tú no quieres, nadie te puede hacer enojar, nadie te puede lastimar. Porque es cierto, que lo que sucede a nuestro alrededor no es cien por ciento nuestro, pero lo que sucede dentro de ti, es tu decisión, no dejes que dominen tu vida.